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Esta empresa italiana ha inventado una impresora 3D capaz de producir tejidos y órganos humanos

Detrás de los grandes cambios de los últimos 150 años hay mucha Italia. En realidad, poca gente lo sabe, porque hay un problema de fondo. Meucci inventó el teléfono, pero fue Bell quien lo patentó, abriéndolo a la industrialización, del mismo modo que Olivetti inventó la calculadora electrónica que luego fue vendida a IBM, que la convirtió en una industria. La lista de nuestros inventos que han encontrado su plataforma de lanzamiento fuera de nuestras fronteras es larga, por no hablar de las investigaciones que murieron en los cajones de las universidades y escaparon al triángulo investigación-industria-mercado.
El caso SolidWorld
Aquí informamos de un caso de buenas prácticas. La noticia es que la empresa SolidWorld, con sede en Treviso, líder en Italia y entre las principales de Europa en el sector del 3D digital, ha traducido una patente de la Universidad de Pisa en un producto y está lista para salir al mercado en un futuro próximo. SolidWorld, activa en el campo de las tecnologías digitales, la impresión 3D y la fabricación aditiva, tiene 8.000 clientes en cartera, de Leonardo a Ferrari, de Lamborghini a Poltrone Frau, una facturación de 58 millones de euros (Ebitda de 4 millones) y cotiza desde julio en el segmento Euronext Growth Milan de la bolsa italiana. Cuenta con 11 empresas.

Electrospider
La última empresa es Bio3DPrinting y toma su nombre de la patente originada en la Universidad de Pisa: se trata de la bioimpresora 3D Electrospider, diseñada para producir tejidos y órganos que duplican la complejidad y las funciones de los tejidos humanos. Lo hace imprimiendo innovadores hidrogeles cargados con células del sujeto. Representa una evolución en los campos de la medicina regenerativa de órganos y tejidos, la investigación farmacológica y cosmética, y en los procesos de ensayo y producción de medicamentos y productos cosméticos.

¿Cómo llegó a la Universidad de Pisa?

Llevábamos tiempo colaborando con la Facultad de Biomedicina, donde conocí al profesor Giovanni Vozzi, a su equipo y a la investigadora Aurora De Acutis, autora de la tesis sobre la impresora 3D que luego diseñamos. Esta impresora tiene la característica de poder producir simultáneamente la estructura biodegradable tridimensional y pegar al mismo tiempo el líquido orgánico extraído del paciente.

La novedad con respecto a las impresoras de la competencia reside en la simultaneidad de las dos acciones?

Así es, porque a diferencia de las impresoras de biofabricación que circulan hoy en día, ésta consigue ofrecer una tridimensionalidad inmediata.

Una vez captada la novedad, usted entró en materia. ¿Cómo exactamente?

Ayudando a diseñar el producto. Además, como me resulta imposible ofrecer a estos científicos excepcionales el salario que podrían garantizar las empresas extranjeras, propuse al equipo del profesor Vozzi crear una empresa. Así nació Bio3DPrinting, formada por los jóvenes científicos y profesores que trabajaron en el proyecto. La presidenta es Aurora De Acutis. La empresa nació en mayo y el producto se diseñó en julio.

¿Quiénes son los clientes potenciales?

Hospitales lo suficientemente grandes como para tener oficinas técnicas. De hecho, ya trabajamos con hospitales de Bérgamo, Florencia y el Bambin Gesù de Roma, donde, a través de nuestra empresa Bio3DModel, aportamos tecnología y experiencia para imprimir modelos 3D de órganos, utilizados en la fase preoperatoria. Por ejemplo, entramos en este campo hace tres años para la operación de separación de gemelos siameses. En esta operación trabajaban 40 cirujanos para los que desarrollamos 40 modelos 3D con los que podían practicar. Hace poco, por ejemplo, el centro de cirugía cardiaca pediátrica de Padua salvó a un niño ucraniano con una bala alojada cerca del corazón gracias a uno de nuestros modelos 3D.

Usted nació hace 20 años trabajando en el sector industrial, ¿cómo llegó entonces al sector médico?

Somos ingenieros, así que admito que al principio éramos escépticos sobre las conexiones entre ambos mundos, pero pronto nos dimos cuenta de que el cuerpo humano es una máquina: una muy compleja en la que todo funciona bien a menos que haya un problema, momento en el que la máquina se atasca. Empezamos a colaborar con cirujanos para crear un software de segmentación que generara modelos tridimensionales de los órganos. Al escanear el órgano enfermo y luego imprimirlo en 3D, utilizando distintos colores, podíamos ver signos de metástasis, por ejemplo. Esta tecnología resultó muy útil a los cirujanos para realizar análisis preparatorios en situaciones quirúrgicas complejas.

Fuente: Forbes (23/03/2023) obtenido de: https://forbes.it/2022/09/23/bio3dprinting-stampante-3d-realizza-organi-umani/