En 124 países, 8 botellas de cada 10 son del universo Prosecco.
Burbujas de esa pasión y en el mundo no hay rivales para esos tricolores. A lo largo de todo el 2018, de acuerdo con los datos del Observatorio Económico de los Burbujeantes Espumosos Italianos, se consumen 494,9 millones de botellas de burbujas en 124 países. El 99,5% del total, especifica el director Observatorio, Giampietro Comolli, está representado por las burbujas “método italiano” y de estos 80% exacto universo es dada de Prosecco DOCG y DOC, incluyendo Asolo y Cartizze. Las listas de precios no son tan caras como las de los vinos espumosos hechos en Italia que tienen una brecha histórica en comparación con las etiquetas extranjeras: El valor de la botella en la aduana (envíos y valor declarado) es más alto que el promedio de la bodega a 3,25 euros por botella. Para el exterior es de 3,95 euros por pieza. Para todas las botellas exportadas, el valor inicial de la bodega es de 1.400 millones de euros; Se convierten en 1.9 por envío y, en el mercado de consumo mundial, genera una facturación de 4,85 mil millones de euros. ” Las burbujas salvan a todo el mercado en el extranjero -señala Comolli- al vino italiano, que requiere una reflexión estratégica y política, además de las excepciones de los líderes de la marca. Incluso si el origen y la facturación de los vinos espumosos franceses sigue siendo más del doble, aunque con dos tercios de nuestra producción, la brecha se reduce sobre todo como valor para el consumo. Para el consumo directo, para operadores similares, los precios no van más allá del doble y hablamos de una botella de Prosecco con una de Champagne. En 10 años, el 50% de la brecha entre los dos competidores se ha recuperado. Desde el extranjero hay buenas noticias, pero para ser gobernadas: el objetivo de los consumidores se amplía, llegando a las nuevas generaciones y a la restauración no italiana “.
ROMA –