Una de las preocupaciones de la crisis que estamos viviendo, es cómo cambiará el mundo del trabajo y en base a esto, el aspecto social cuánto será afectado. Quiero ser optimista y pensar de forma positiva en el sentido que algo importante en estos aspectos vamos a aprender. Del punto de vista de cómo cambiará la sociedad después de esta crisis, en el contexto laboral, espero que el trabajo será regido bajo 4 pilares: libertad, autonomía, responsabilidad y confianza. El modelo Smart working, es una forma de trabajo por proyectos, con evidentes momentos de control. Ésta forma de trabajar significa también productividad y bienestar; y especialmente obliga los jefes de personal a abandonar el sistema de gestión del “novecientos”, según el cual el monitoreo sobre los empleados se puede hacer sólo con el control visual de los individuos. Viejos sistemas de control oligárquico del personal que sólo sirven para alimentar el ego del jefe. Es una forma de trabajar más meritoria, se puede pagar por objetivos y no por un salario fijo, si no que en base a las prestaciones y los resultados obtenidos. Una meritocracia que incluye inversión en la capacitación del personal, un sistema que premia la calidad de la vida del trabajador. Esta podría ser la oportunidad para revalorizar el trabajo, porque la pandemia aceleró este proceso que ya se había empezado en todo el mundo. Y creo también, que como el mercado siempre lleva a un nuevo equilibrio; este cambio va a influir en el trabajo manual que no puede hacerse a distancia: estas manualidades que no son sustituibles, serán pagadas más, compensando quien tiene que ir a la oficina o a la fábrica, respecto a quien trabaja cómodamente desde la casa. En este periodo será importante el crecimiento profesional de cada uno de nosotros: la inversión en la capacitación tiene que ser un derecho y un deber para no quedarse afuera del nuevo sistema: ¡quien no se adecúa, se arriesga a ser el “desecho del progreso”!
Gabriele Musto